quinta-feira, 25 de abril de 2013

José Zeca Afonso, la voz que hizo florecer la utopía en los cuarteles

El cantautor portugués se convirtió en un símbolo de la democracia y la libertad con 'Grândola, Vila Morena', la canción elegida por los militares sublevados para dar el pistoletazo de salida a la incruenta Revolución de los Claveles. Sin embargo, él nunca se dejó mimar por el poder y consagró su honesta carrera musical al mismo pueblo que se echó a la calle contra la dictadura de Salazar el 25 de abril de 1974. Hoy su mensaje sigue vigente y ha sido abrazado por quienes rechazan el dictado neoliberal de la troika

Su voz le permitió conservar su frondosa cabellera y Rádio Renascença hizo el resto. Pero antes de dejar atrás su condición humana para convertirse en el símbolo de la libertad, como un lagarto que muda su piel por otra que trasciende los límites de su cuerpo, José Afonso se valió de sus dotes interpretativas para zafarse de los veteranos que acosaban a los primerizos del Liceu D. João III de Coímbra. Allí, en el instituto donde había estudiado un siglo antes el ilustre literato portugués Eça de Queirós, fue rebautizado como el bicho cantor, o sea, el novato cantante, tal vez el único estudiante recién llegado que no lucía la cabeza rapada.

En aquel Estado Novo preconizado por el salazarismo, Zeca (como sería conocido en el futuro) transitó de la serenata y el fado hacia una canción protesta con enjundia que entronca con los grandes autores del género: Paco Ibáñez, Georges Brassens o, por no alargar la lista ni cruzar el charco, Francesco de Gregori. "Si fuese británico, habría tenido la trascendencia mundial de Bob Dylan", aventura su íntimo amigo Luis Pastor, con quien compartió tragos y escenarios a ambos lados de la raia. Sin embargo, sólo tuvo eco internacional una canción suya, Grândola, Vila Morena, imprescindible en la B.S.O. del imaginario de quienes entonces bramaban contra las dictaduras y hoy se sublevan contra la troika.

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