sexta-feira, 26 de dezembro de 2014

Lisboa, museo de arte urbano


           El funcionario Xosé Vicente va siempre con una cámara al hombro. Su misión es fotografiar las pintadas de las calles de Lisboa, documentarlas y archivarlas para que consten en el legado histórico de la ciudad. Inés Machado es antropóloga, pero no le pagan para descubrir tribus amazónicas. 
         También funcionaria, se dedica a convencer a los vecinos de que el grafiti les hará mejores, les reducirá el vandalismo y quitarán espacios públicos a la droga o al botellón.
         Machado y Vicente son dos de los cinco empleados públicos que forman el equipo Galería de Arte Urbana (GAU) del Ayuntamiento de Lisboa, dedicados exclusivamente a buscar paredes, contactar con sus dueños y convencerles de que una pintada revalorizará su propiedad y su ciudad.


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