domingo, 27 de janeiro de 2013
Qué diría hoy Saramago
¿Qué diría José Saramago de lo que
nos está tocando vivir? Cabe preguntárselo ahora que nos van faltando
referentes y el silencio se adueña de muchos que podrían hablar. Hace poco más
de dos años y medio que nos falta y su figura crece –si cabe- en su obra viva,
pero si quieren realmente sentir a Saramago, premio Nobel de Literatura,
escritor, político, hombre, idea, nada como visitarle en la Fundación que lleva
su nombre en Lisboa.
Las cenizas de José Saramago están
enterradas en plena calle, a la puerta de Casa dos Bicos donde, desde unos
pocos meses, funciona la Fundación en su memoria. Bajo un olivo centenario
traído de Azinhaga, su aldea natal. Y con tierra de Lanzarote, la isla canaria
donde vivió porque vientos de incomprensión por su obra le habían alejado de
Portugal. En particular por El Evangelio según Jesucristo (1991). Una
frase de Memorial del Convento fija en el suelo un lema simbólico: “No
subió a las estrellas porque pertenecía a la tierra”. Y ahí está. Con todo
aquél que se acerque.
Pilar
del Río, su viuda, desciende acogedora por las escaleras de la Casa dos Bicos,
donde subir es leer palabras del escritor. Mujer de fuerza y determinación
envidiables, preside la Fundación y, sobre todo, la cuida y la mima. Acude de
guía espontánea para los visitantes, entre reunión y reunión para mantener un
proyecto que no cuenta con ayudas públicas, salvo el edificio cedido por el
Ayuntamiento. Y es tal su dedicación que puede coger una bayeta para limpiar
unas motas de polvo en el escritorio de Vasco Gonçalves, general de abril,
Presidente de la República, companheiro do povo, que también está ahí con todas
sus cosas. Junto al auditorio y la biblioteca.
Etiquetas:
José Saramago
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