domingo, 27 de junho de 2010

El odio




Cuando el periódico del Vaticano decidió imprimir su artículo teológico contra José Saramago, el autor de El Evangelio según Jesucristo yacía en un ataúd de madera mirando a la nada y al todo al que miran los muertos.
Era una imagen muy tremenda. Los portugueses y españoles que se juntaron en un silencio muy respetuoso desfilaban como si despidieran a un pariente que ellos algunas vez creyeron un amigo imbatible porque ya su naturaleza había protagonizado el milagro de sobrevivir.
Pero ahí estaba; ya su cuerpo, su existencia en la tierra, era pasado, y nada más que pasado. El porvenir de su presencia está ya en los libros, en los recuerdos que regó en tantas comparecencias en los lugares más diversos del mundo entero. Había construido una balsa de piedra por la que hizo desfilar a sus personajes paradójicos y contradictorios, y además se expuso como blanco de muchas causas.

El País, Espanha.

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