Dos hombres políticos tuvieron mucho que ver con el éxito del vino del Duero: el marqués de Pombal, que en 1756 demarcó su área de producción y estableció controles de calidad, y, medio siglo después, Napoleón, ya que por culpa de sus guerras los vinos franceses se eclipsaron, y en cambio los portugueses ganaron mercados, sobre todo el inglés.
Fue un siglo de oro para el oporto, con dos figuras gigantes: Joseph James Forrester y Antónia Adelaide Ferreira. Forrester retomó la labor de Pombal combatiendo fraudes y malas prácticas; era pintor aficionado y cartógrafo, y dibujó el mapa do Douro Portugués, que le valió el título de barón. El 12 de mayo de 1861 regresaba de una quinta en un rabelo (barco para transporte del vino) con su amiga doña Antónia. Al llegar a la cascada de Valeira (ahora hay una presa), el rabelo naufragó. Forrester se hundió bajo las aguas, arrastrado, según las malas lenguas, por el peso de las onzas de oro que escondía en su cinto. Doña Antónia tuvo mejor suerte: el pomposo miriñaque que vestía cogió aire, le sirvió de flotador y pudo alcanzar la orilla.
Mais em El País, Espanha
terça-feira, 16 de março de 2010
VAMOS A ...EL DUERO PORTUGUÉS… ¡y la infaltable mención de Saramago!
Subscrever:
Enviar feedback (Atom)
Sem comentários:
Enviar um comentário