Mi compañero Sealtiel Alatriste y muchos más editores de José Saramago estábamos en Fráncfort, en 1998, con el autor portugués la noche anterior a que le concedieran el mayor galardón literario de todo el mundo.
Y ni Saramago supo nada esa noche, nadie le alertó de nada, ni al día siguiente, cuando marchaba con su gabardina por el aeropuerto de la ciudad alemana, tuvo idea del acontecimiento que se le vino encima hasta que le avisó una azafata de que le requerían para darle esta buena noticia. Fue entonces cuando se encontró con su editora Isabel de Polanco y se fundieron ambos en un abrazo que lamentablemente ya no puede rememorar ninguno de los dos...
El País, Espanha.
quinta-feira, 2 de dezembro de 2010
El secreto del Nobel
Etiquetas:
José Saramago
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