El Premio Nobel de Literatura José Saramago tiene un artista predilecto: el joven pintor catalán Emilio Fornieles (Terrassa, Barcelona, 1976). Hasta 2006 ayudaba en un estudio de arquitectura y en su tiempo libre realizaba encargos de pinturas que acabaron por ahogarle. "Venía la gente con fotos de familiares que acababan de morir. Me cansé de pintar a gente muerta", sostiene el artista desde Lepe (Huelva), donde ha vivido desde pequeño.
Así fue cómo comenzó su carrera profesional. Fastidiado. Un día, a principios de 2007, encontró un armario en un contenedor. Alguien se había mudado y lo había dejado, medio desmontado, en plena calle. En menos de una hora, un retrato con el rostro de Picasso parecía estar vivo en aquella madera contrachapada de dos metros por uno. Pocos días después, Fornieles plasmó a la pintora mexicana Frida Kahlo en otra madera.
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sábado, 16 de janeiro de 2010
El arte que emociona a Saramago
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